domingo, 6 de julio de 2008

Quejido fundamentado

Es notorio el hecho de que el español es maltratado con frecuencia, incluso por aquellos que más debieran esmerarse al usarlo. Nadie dice ya «les dije a mis padres» sino «le dije a mis padres», y el empleo incorrecto del verbo detentar es todavía empleo común. Éstos son sólo algunos ejemplos.

A pesar de todo, lo que uno menos se espera es que un gran periódico se salte las normas más rudimentarias para colocar un epígrafe muy a la moda de la ignorancia hodierna: «Gentes!». Vana parece que haya sido la labor de destacados paladines del idioma como Fernando Lázaro Carreter, Valentín García Yebra o el Marqués de Tamarón. Algunos, como diría el primero, siguen ternes en el abuso del lenguaje, del que se creen calificados novadores.

Yo, que me equivoco mucho por más que me esfuerzo, sé bien de lo que hablo. Pero lo peor es el riesgo creciente de que, hablando correctamente, no le entiendan a uno ni jota.

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